La
actitud tiene una importancia capital en todos los ámbitos de la vida, es parte
vital de nuestras relaciones diarias. La
actitud es un factor emocional dotado de una carga afectiva a favor o en contra
de algo, es una disposición mental, una tendencia a reaccionar en positivo o
negativo.
Entiendo que es una parte importantísima de la
comunicación no verbal en nuestra vida cotidiana, generalmente la actitud apoya
nuestras acciones o discurso, pero hay veces que hacemos algo sin ganas o
queremos convencer a alguien de algo que no nos creemos ni nosotros. En este
caso el guión interno va acompañado de una actitud negativa, una actitud que no
es acorde con lo que decimos o hacemos, no hay coherencia. La gente notará discrepancia
y dejará de disfrutar del show, el público se saldrá de la “película”.
En la magia la actitud es doblemente importante.
Por un lado hace que sea más creíble nuestra magia (crece el impacto mágico)
pero por otro lado hacemos sentir bien al público. No quiero entrar en la
ejecución de los juegos en sí, sino en el personaje del mago, en la confianza que
transmite, en la seguridad que tiene el artista a la hora de actuar, de decir o
de hacer… La actitud del mago es tan importante que puede marcar la diferencia
entre que te acepten o no, así de claro.
Es algo así como cuando estamos viendo una obra
de teatro y al salir un mal actor nos saca de la obra. Se desvanece la ilusión
del drama, pensamos en este “tio”, qué malo es, nos fijamos en su patosa forma
de moverse, como sobreactúa, le queda grande la chaqueta… . Si su actuación
fuera buena, todo eso incluso hubiera pasado desapercibido.
Pongamos un ejemplo, el mago tiene que gritar una
frase de repente sobresaltando a todo el mundo. Imagina que el guión del juego
nos pide esta acción. Si el mago lo dice con vergüenza o no lo dice con el
convencimiento adecuado a ojos del público podría parecer estridente, chabacano, fuera de lugar
o de tono. Sin embargo si la actitud del artista es de convencimiento o de seguridad
en si mismo, el público aceptará su personaje y lo que el mismo haga, nadie se
planteará por qué has dado una voz, sencillamente esto es así y el artista
tenía que gritar en este momento. Os imagináis a “Morrison el magnífico” con
una actitud de timidez diciendo lo que dice y haciendo lo que hace?. Le
hubieran dado ya hasta en el carnet de identidad…, el público solo vería
inseguridad, no sería creíble y quedaría absurdo y ridículo.
La actitud revela mucha información al público.
El mago está cansado, está incómodo, está preocupado, es tímido…, pero todo
esto es negativo. Con una actitud en positivo podemos controlar la situación,
incluso volver factores en contra a nuestro favor. Como actuantes que somos, la
actitud hay que controlarla y ofrecer la más adecuada en las situaciones que
nuestro número exige. No puedes hacer una broma si en tu interior estás
pensando en que no va a sentar bien, seguramente siente mal, tu actitud te ha
delatado.
La actitud puede ir unida a prejuicios, a formas
de ser, de sentir o de ver las cosas, pero todo eso lo tenemos que dejar a un
lado cuando nos subimos a un escenario. Estamos actuando, somos actores,
hacemos lo que tenemos que hacer. En un escenario hacemos cosas que no haríamos
fuera del mismo, luego nuestra actitud también tiene que ser otra, hay unos
parámetros diferentes en una actuación y un público lo acepta y lo ve así.
La actitud es un sentimiento interior expresado
en la conducta, son demostraciones concretas de sentimientos y percepciones
adquiridas, proyectadas en personas, grupos u objetos. según todo esto solo hay
que cambiar algo en nuestro interior para provocar una actitud en positivo
respecto a nuestro trabajo. Cambiaremos un pensamiento; creernos quienes vamos
a ser durante la actuación.
Hace años conocí a un mago que antes de salir al
escenario se decía a sí mismo, me los voy a comer, soy el mejor, soy el más
listo, todos los demás son gilipollas!!, .. hombre, que el público sea tonto,
no creo que haya que llegar tan lejos, pero si que es cierto que le servía para
crecerse en una actitud favorable que exige el trabajo de mago.
Alberto Fábulo
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