martes, 8 de octubre de 2013

Cuestión de actitud

Alberto Fábulo
Wiston Churchill decía que las actitudes son más importantes que las aptitudes.

La actitud tiene una importancia capital en todos los ámbitos de la vida, es parte vital de nuestras relaciones diarias. La actitud es un factor emocional dotado de una carga afectiva a favor o en contra de algo, es una disposición mental, una tendencia a reaccionar en positivo o negativo.

Entiendo que es una parte importantísima de la comunicación no verbal en nuestra vida cotidiana, generalmente la actitud apoya nuestras acciones o discurso, pero hay veces que hacemos algo sin ganas o queremos convencer a alguien de algo que no nos creemos ni nosotros. En este caso el guión interno va acompañado de una actitud negativa, una actitud que no es acorde con lo que decimos o hacemos, no hay coherencia. La gente notará discrepancia y dejará de disfrutar del show, el público se saldrá de la “película”.

En la magia la actitud es doblemente importante. Por un lado hace que sea más creíble nuestra magia (crece el impacto mágico) pero por otro lado hacemos sentir bien al público. No quiero entrar en la ejecución de los juegos en sí, sino en el personaje del mago, en la confianza que transmite, en la seguridad que tiene el artista a la hora de actuar, de decir o de hacer… La actitud del mago es tan importante que puede marcar la diferencia entre que te acepten o no, así de claro.

Es algo así como cuando estamos viendo una obra de teatro y al salir un mal actor nos saca de la obra. Se desvanece la ilusión del drama, pensamos en este “tio”, qué malo es, nos fijamos en su patosa forma de moverse, como sobreactúa, le queda grande la chaqueta… . Si su actuación fuera buena, todo eso incluso hubiera pasado desapercibido.

Pongamos un ejemplo, el mago tiene que gritar una frase de repente sobresaltando a todo el mundo. Imagina que el guión del juego nos pide esta acción. Si el mago lo dice con vergüenza o no lo dice con el convencimiento adecuado a ojos del público podría  parecer estridente, chabacano, fuera de lugar o de tono. Sin embargo si la actitud del artista es de convencimiento o de seguridad en si mismo, el público aceptará su personaje y lo que el mismo haga, nadie se planteará por qué has dado una voz, sencillamente esto es así y el artista tenía que gritar en este momento. Os imagináis a “Morrison el magnífico” con una actitud de timidez diciendo lo que dice y haciendo lo que hace?. Le hubieran dado ya hasta en el carnet de identidad…, el público solo vería inseguridad, no sería creíble y quedaría absurdo y ridículo.

La actitud revela mucha información al público. El mago está cansado, está incómodo, está preocupado, es tímido…, pero todo esto es negativo. Con una actitud en positivo podemos controlar la situación, incluso volver factores en contra a nuestro favor. Como actuantes que somos, la actitud hay que controlarla y ofrecer la más adecuada en las situaciones que nuestro número exige. No puedes hacer una broma si en tu interior estás pensando en que no va a sentar bien, seguramente siente mal, tu actitud te ha delatado.

La actitud puede ir unida a prejuicios, a formas de ser, de sentir o de ver las cosas, pero todo eso lo tenemos que dejar a un lado cuando nos subimos a un escenario. Estamos actuando, somos actores, hacemos lo que tenemos que hacer. En un escenario hacemos cosas que no haríamos fuera del mismo, luego nuestra actitud también tiene que ser otra, hay unos parámetros diferentes en una actuación y un público lo acepta y lo ve así.

La actitud es un sentimiento interior expresado en la conducta, son demostraciones concretas de sentimientos y percepciones adquiridas, proyectadas en personas, grupos u objetos. según todo esto solo hay que cambiar algo en nuestro interior para provocar una actitud en positivo respecto a nuestro trabajo. Cambiaremos un pensamiento; creernos quienes vamos a ser durante la actuación.

Hace años conocí a un mago que antes de salir al escenario se decía a sí mismo, me los voy a comer, soy el mejor, soy el más listo, todos los demás son gilipollas!!, .. hombre, que el público sea tonto, no creo que haya que llegar tan lejos, pero si que es cierto que le servía para crecerse en una actitud favorable que exige el trabajo de mago.


Alberto Fábulo

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